Yo voy en tren, no en avión

Recomenzando...

15:15 hs. : Castelar esperando, anden esperando, yo esperando, siempre esperando al señor K (y no me refiero al señor presidente) que jamás se dignará a llegar a la hora que tiene que llegar.

15:30 hs. : Tren local (una que sale bien)... hacía ya muchos años que no viajaba a Caballito en el Sarmiento, menos aún sentada, menos aún en la tranquilidad. Pero no falla nunca, Buenos Aires te tira en la cara las porquerías, te pega con la realidad, es como un balde de agua fría Buenos Aires... y en pleno invierno.

16... ¿y algo?: Caballito, coches, avenidas, semáforos, más coches... la ciudad, ¿no?

Puán 480, J, ¿qué haces acá? ¿¿¿???, escaleras, pasillos, filas, ventanillitas, papelitos, códigos de materias, anotarse a los finales: yo no, ellos.

Yo: Departamento de Edición, para llegar más escaleras, más pasillos, más quilombo, arriba, abajo, más arriba, más abajo... nada inesperado en la UBA, nada muy claro tampoco. Idas y venidas siempre.

Fotocopias, muchas y caras fotocopias.

Bar "de los comunistas", quejas, cafeces feos, torpeza de algunos, gentes, charlas. Viejos conocidos...

Aulas apestando olor a porro, notas de parciales, alegrías, decepciones... profesora simpática, más charlas...

Hora de volver, Sarmiento a las 19:30 de la tarde, furgón, bicicletas, aplastamiento, para qué decir más.



Es una previa de la rutina que se viene... pero todavía quedan días.